POEMAS

 

 

Un día me marcharé 

 

 Un día me marcharé

no sé cuando ocurrirá 

ni de qué forma lo haré 

pero sí sé que me iré.


La brisa os lo dirá 

sé marchó aquí no está 

sé fue solo y desnudo 

del mismo modo que vino.


Aún quedan otros mundos 

otras gentes otras risas 

otros llantos otras vidas 

aún son muchos los caminos.


Si queréis saber dónde estoy 

podéis buscarme en las olas 

o bajar a los abismos 

escarbar entre la arena 

o registrarle a los vientos 

rebuscar en las cenizas 

entre el fuego o en los hielos 

podéis hablarle a las flores 

o preguntarle al estiércol 

porque de todos ellos soy.


De aquello que me hayáis dado 

nada llevaré en las manos 

porque ya lo habré gastado

y de aquellas otras cosas 

que no me quisisteis dar 

no os debéis de preocupar 

todo os lo habré dejado 

en su sitio y sin usar 

que así como no se coge 

lo que en ningún sitio está 

del mismo modo se sabe:

no se roba a los hermanos.


De momento estoy aquí 

aunque ya sé que me iré 

por vosotros mientras tanto 

si un día me veis llorando 

entonces debéis saber 

que pronto me marcharé.




¿Estás pre-ocupada?

 

Planeando sobre los días

que visten tus anhelos

se encuentra el desamparo

el abandono lo que hace daño

la soledad el recelo

la incomprensión la ira

... y otras cosas parecidas.

 

Y mientras éstas van planeando

otras son las que van volando

volando sobre los días

que visten tus anhelos

vuelan el gozo la paz y la alegría

vuelan la pasión el éxito y el deseo

... y otras cosas de esos géneros.

 

Aún otras ni vuelan ni planean

las hay que parecen quedarse quietas

o caminar despacio despacito

y otras que más parecen atletas

poco antes de llegar a la meta

y hasta las hay que parece

que les importes un pito

... y otras cosas por el estilo.

 

Todas ellas van contigo

todas ellas se van de ti

todas ellas van y vienen

todas ellas están aquí

pudiendo ser también de allí

todas ellas han venido

para marcharse después

dejando el sitio que tienen

a la sorpresa al amigo

al aprendizaje al querer

al progreso a las gentes

... y otras cosas evidentes.

 

Sea como fuere que son

solamente son lo que son

ni lo que parece que son

y ni siquiera lo que han sido

... ni otras cosas con sentido.

 



La niña sobre la lona


Está saltando

la niña sobre la lona

está saltando

y a cada salto rebota

la niña sobre la lona.


Está saltando

la niña sobre la lona

está saltando

y a cada salto rebota

su cuerpo sobre la lona

suben sus ojos

y a la par sube su boca

sube su ombligo

y con él sube ella toda.


Está saltando

la niña sobre la lona

y con cada salto

sube la niña toda

está saltando

la niña sobre la lona

y a cada salto

con ella sube la lona.


sube la niña

y con ella sube la lona

cuanto más sube

más bajan otras cosas

más baja el suelo

más bajan también ahora

niña suelo ojos ombligo boca y lona.


Está saltando

la niña sobre la lona

y a cada salto

lo alto en bajo se torna

que a más alto la niña

más baja la lona

algo más abajo

sus ojos se posan

y también más abajo

su ombligo se posiciona.


Está saltando la niña sobre la lona.




Escondrijos

 

Decidí un amanecer

recorrer los escondrijos

donde juegan nuestros hijos

y esto fue lo que encontré.


En uno tenían metidos

a un hombre y una mujer

a uno dieron por vestidos

todo el lujo y el poder

al otro le habían pedido

que le ayudara a poner

cada prenda en su anaquel.


Al entrar allí afligido

me fue fácil suponer

lo que habíales sucedido

destrozados los vestidos

y esparcidos por doquier

pero ni vistos ni oídos

al hombre ni a la mujer.


Yo salí de allí derecho

a buscar otro escondrijo

donde juegan nuestros hijos

y esto fue lo que encontré.


Entre todos habían hecho

una torre de papel

colorines le habían puesto

del derecho y del revés

por lo ancho y por lo estrecho

y por todo su través.


De tal modo lo dispuesto

y tan bello yo lo hallé

que quise saber presto

cual su precio podría ser

pues dí pronto por supuesto

cuán fácil sería vender

artículo tan apuesto

a quien quisiera tener

algo bonito en su haber

aunque no fuera de peso

pero al irlo a recoger

con premura y sin dinero

en mis manos al moverlo

se me vino a deshacer.


Decidí seguir buscando

cuales son los escondrijos

donde juegan nuestros hijos

y esto fue lo que encontré.


A un rincón habían tirado

formando informe amasijo

cien correas con su arnés

otros tantos atadizos

y los cueros repujados

de bozales y corsés.


Entre tanto revoltijo

yo me puse a revolver

por saber que habría pasado

entre ellos para hacer

de asuntos tan esforzados

desprecio tan descortés.


Tanto empeño y tanto ahínco

le puse a lo investigado

que por fin llegué a entrever

qué podría haber sucedido

y es que todo lo tirado

tenía nombre y apellidos

estampados al grabado

por un lado los de un niño

y por el otro el de aquel

que se decía en el deber

de cumplir con su trabajo

y los estaba educando.


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